martes, 11 de noviembre de 2014

Violencia en el colegio. Me pegas, te pego...

Qué hacer cuando a nuestros niños les pegan o son testigos de agresividad entre su grupo de pares? Es algo que nos preguntamos frecuentemente desde que los hijos comienzan la enseñanza pre básica, y quieres saber cómo reaccionará tu hijo ante las primeras manifestaciones de poder, superioridad, rabia, e incluso violencia que haya en su vida. 
Le he dado vueltas al tema, hay varios paradigmas, algunos postulan que con mas violencia no se logrará mejorar el tema y la violencia continuará; y hay quienes se defienden diciendo que si mi hijo no da el primer golpe está bien, que le está permitida la violencia sólo como mecanismo de defensa... Pero queremos que se defiendan o queremos disminuir la agresividad de nuestro entorno? Queremos que sepa elegir con quién relacionarse o abrirle los ojos y que conozca el mundo señalándole que inevitablemente siempre habrá violencia en el ambiente? 
Creo que quien ejerce la agresividad como primer medio para relacionarse con el mundo, es alguien que ha aprendido por observación, ya sea en la plaza, o en casa con los propios hermanos, padres, familiares, o a través de la televisión, o material de lectura que tiene a su alcance que lo hace comportarse así. Mas allá de componentes genéticos que hay en el temperamento, donde actúa la voluntad y la inteligencia, la conducta que tenemos es algo que se va moldeando por la circunstancias.
Por lo tanto, es tan delicado el cómo reaccionamos frente, o con, nuestros hijos desde los primeros días de sus vidas, que debiéramos reconsiderar y hacer más consciente el tema. 

Se nos sugiere mucho el "time out" o retirarnos del lugar por uno tiempo breve hasta que tengamos medianamente controlado nuestro enojo con los niños o cuando ocurre frente a ellos, para evitar que nos vean siendo agresivos, y de ese modo no alterar sus vidas y no hacerles sentir que la agresividad, como defensa, está aceptada.
Siento que lo que se debiera ademas practicar, es la postura evitativa, si tal compañerito me altera, me inquieta, me asusta, no me gusta, o no sé cómo tratarlo,  debo evitar juntarme o jugar con tal persona. Para ello se requiere de gran autoestima donde los padres somos los principales promotores, ademas se necesita tener claridad de lo que deseo, y de lo que considero bueno o constructivo para mi vida, aprender a reconocer lo que me hace bien y lo que me molesta, y un niño desde pequeñito ya sabe lo que le gusta, lo que busca, y desde los cuatro años aproximadamente ya podría incluso hacer ese análisis y llegar al autocontrol de su conducta. En el plano de las artes marciales seria como un bloqueo, "me violentas, no te golpeo, pero te freno", ya sea a través del lenguaje verbal o a través del paralenguaje, una mirada bastaría.

Un niño que se acostumbra a relacionarse en primera instancia de forma agresiva, no seria raro verlo ser un adulto déspota, un jefe que da órdenes, en vez de ser uno que bien sabe escuchar a su equipo, a tratar a su entorno de forma horizontal; como tampoco seria de extrañar verla ser una profesora que da órdenes y castigos en vez de promover un liderazgo y un respeto a través de su empatía y respeto a la diferencia. 
Lo que nuestros niños vean es lo que entenderán como comportamiento aceptado.

Cuando los padres educan principalmente bajo un modelo agresivo, lleno de castigos, gritos y cero explicaciones, padres con poca paciencia y con poco tiempo para el amor, la conversación y al entretenerse juntos, no seria raro que el niño imite ese comportamiento frío y agresivo.
Pero optimismo! Generalmente estas conductas de los padres se deben a desconocimiento o cansancio, no a falta de voluntad, queriendo corregir y mejorar el trato con los hijos, es el primer paso, averiguando cómo manejar mi impaciencia y la entrega de límites, estará gran parte del terreno ganado.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario