martes, 11 de noviembre de 2014

Renunciar al trabajo al ser mamá...



Yo renuncié a mi trabajo como profesora de educación básica, tras casi diez años de ejercer la profesión en aula.

Cómo olvidar ese momento lleno de "emociones encontradas" al enfrentarte a tu empleador y decirle que no seguirás más en ese proyecto! Es muy fuerte.
Tus amigas de trabajo, tantos recuerdos que no estarán más, tus apoderados se van apareciendo uno a uno, y tus alumnos! Quisieras tener un momento con cada uno y poder explicarles lo que estás a punto de hacer. Luego aparece tu familia, tus papás que te iluminaron en ese proyecto de estudio, que te apoyaron. También aparecen referentes de tu profesión (de educación en mi caso), y cuántos talleres y seminarios y horas de perfeccionamiento dedicadas a ser mejor profesional. 

También aparece la alegría de recibir cada fin de mes tu sueldo que te permitía cumplir tus pequeños y grandes caprichos y necesidades. 

Te llenas de miedo! y ahí, frente a ti, tu jefa esperando le cuentes tantas novedades.... Es difícil comenzar a hablar, mas difícil aun con tanto recuerdo de sala de clases en la memoria, que a ratos me hacían dudar de lo que haría; pero todo se desvanecía, cuando recuerdas que será sólo un tiempo, para ser dedicado a otra cosa, a algo mucho mas vital aun, a dedicar todos tus aprendizajes a tu hijo recién nacido. Es paradójico pensarlo así, cuando sólo llevas semanas de ser madre y estás comenzando a aprender a serlo, ya le quieres enseñar a él. Pero una fuerza natural te señala que no te equivocas, que estar con tu hijo cuando se alimenta por primera vez, cuando llora en la noche y no tienes desesperación por las horas que pases a su lado, cuando tienes la posibilidad de jugar con él en la plaza y cuidar que no se caiga, de llevarlo a la feria, de enseñarle a contar, escuchar, saludar, agradecer, ordenar, pasear, decidir, organizar, comer, pedir, jardinear, aprender y respetar, te das cuenta que esa reunión con tu jefa era la decisión correcta.

Yo, luego de dos años de aquel momento, no dudo un segundo en lo realizado. Tengo un hijo independiente, que conoce mucho más que una sala de jardín infantil, que saluda al mundo cada día con entusiasmo; con ganas de salir a recorrerlo y conocerlo un poquito mas. 

Él tiene una mamá inquieta, que hace mil cosas al día, pero que a pesar de ello, esta 100% para él, si realmente lo necesita. No tiene miedo de si volveremos. O si lo recogeré en el jardín donde asiste medio día, se desenvuelve con confianza y se adapta a nuevas situaciones sin problemas. Tiene horarios para comer y dormir, tiene intereses, se entretiene solo y acompañado.. Todo eso lo atribuyo a salir a caminar por el mundo desde que nació... Gracias a que su mamá pudo y decidió estar ahí. 

Volver o no volver al trabajo después del periodo del post natal, no es lo relevante, no es mejor ni peor el modelo de mamá que se les ofrece a nuestros niños, lo que realmente importa es el cómo te sientes cada día, y por lo mismo el modelo que se les muestra. Si llego a casa agotada después de trabajar o si el estar en casa me hace sentir asfixiada, en ambos casos estaré impaciente y poco atenta a las demandas y deseos de mi hijo; lo que debemos cuidar es ser un referente que ayude a los hijos a avanzar con confianza frente a las sorpresas y dolores que se nos vayan atravesando. 

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