martes, 4 de agosto de 2015

Cómo hablas, dice cómo piensas?

Cómo hablas, dice cómo piensas?

  
Hace unos días le pregunté a mi hijo, "Wow, por qué hablas tan bien?!"... "Por mi cerebro", me contestó. "Porque el cerebro es el que tiene a un lado las palabras".

Desde los dos años de edad los niños ya poseen un repertorio de palabras que no sólo les permite entender a su entorno, sino que ya pueden expresar lo que ellos piensan. Se le llama vocabulario pasivo, al conjunto de palabras que está en sus mentes, y que recuperan cuando les son necesarias para entender a los demás. Muy distinto es el vocabulario activo, que es lo que constantemente niños y adultos utilizamos para hablar.

Debido a lo anterior es que debemos ofrecerles una enorme cantidad de instancias de conversación para que los niños vayan incrementando su repertorio de palabras y vayan utilizando todas aquellas que conocen, sin miedo a equivocarse, pues si reciben constantes correcciones, detendrán sus intentos; invito a todos los adultos que conversan con menores de uno a cinco años, a que traten de comprender el diálogo y que los vayan corrigiendo no en cada oportunidad, sino que priorizando.

En la medida que ya ha aumentado su vocabulario pasivo, el menor se siente preparado para conversar y ahora será el momento de comenzar a elaborar cada vez mejores frases. Y es ahí, donde quiero llegar.

La elaboración de "buenas frases" no se debe sólo a lo que absorbe del medio, ni tampoco las "frases correctas" dependen de la cantidad de palabras que un niño posea. La buena estructuración de una frase también viene de una estimulación temprana, de haberlo expuesto a escuchas de cuentos y canciones desde muy pequeño y al mismo tiempo, debido a una agilidad mental, agilidad del tipo.. que un niño logra categorizar palabras, logra la abstracción mental, logra conceptualizar, memorizar, logra percepción de orden, y esencialmente logra una correcta codificación de lo verbal que le facilita la automatización de lo que piensa y de lo que dice. Un niño que se expresa bien, es porque ha logrado ir desarrollando automatización en el acceso al léxico.

Lo recién descrito es una habilidad que tarde o temprano se va alcanzando, con ejercitación y exposición a expresarse. Por eso, no sólo basta con poseer un repertorio de palabras, sino que saber usarlas, vale decir: recuperarlas, ordenarlas y denominar o expresar correctamente lo que se quiere decir.
Cómo lo digo, dice cómo pienso.

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