jueves, 31 de marzo de 2016

Mas vale prevenir que curar

Tal como dice este famoso y siempre bien ponderado refrán, quisiera hablarles en esta oportunidad de cómo prevenir un proceso de aprendizaje escolar a tropezones este 2016.
Los niños ya empezaron las clases, y ya llevan casi tres semanas asistiendo, tiempo suficiente para haber regulado su reloj cerebral, los cambios de rutina, y sentir más familiar las instalaciones que habitan día a día. Ya debieran estar mas identificados con sus profesores jefes, y contar con algún amiguito para salir al recreo. De todos modos, Marzo es tiempo para eso, y luego seguir afianzándolo a lo largo de todo el año. Dicho ésto, creo importante resaltar que lo que se nos viene ahora a nosotros como adultos es resguardar la autoestima de nuestros hijos para llenarlos de autoconfianza en lo capaces que son! Podemos ayudarlos repitiéndoles las fortalezas que vemos en ellos, mencionarles los objetivos de estar en ese colegio, o explicarles para qué aprenderá determinados contenidos y habilidades,  conversar con ellos y decirles que es muy importante que les guste ir a ese lugar día a día por lo que nos sería muy útil que nos vaya contando cómo se siente y qué cosas le van sucediendo ahí. La idea es aprender en el colegio muchas cosas que no sabe y que le serán útiles para la vida cotidiana, que habrá una cuota de sorpresa cada día, que tendrá la oportunidad de equivocarse muchas veces y también la oportunidad de construir lazos de amistad. De descubrir qué cosas le resultan más fáciles y cuáles le requieren más ejercitación,  que todos los compañeros que están ahi, van a lo mismo, a aprender, a conocerse, a equivocarse y atreverse, a intentarlo todas las veces que sea necesario.

Quisiera a través de esta columna, recomendarles a todos esos papás que probablemente tengan expectativas para todo lo que acontecerá este año escolar, que al final de cuentas quien únicamente importa es EL ALUMNO!!! y que nuestras ideas y planes casi no cuentan en esta aventura. Cada uno de esos alumnos es el actor principal de este proceso. ¿Qué importa si uno como papá anda preocupado porque la niña se va atrasando o que el hijo no aprende las letras o a hacer amigos?,  nada de eso ayudará al que se sienta mejor, es el niño el que debe sentirse empoderado para poder aprender. Por eso el panorama ideal es conocer lo mas profundamente a nuestros hijos a través de conversaciones no forzadas ni preguntas repetidas tales como, ¿qué aprendiste hoy? ¿cómo te fue en el colegio? ¿con quién jugaste? Lo que básicamente debemos tener en cuenta los padres, es poder reconocer cuándo andan tristes nuestros hijos, o inseguros o distraídos y entender la causa de ello.

El niño es el sujeto de aprendizaje, nadie más que ellos va al colegio a aprender, esta es su oportunidad para avanzar, conocer, equivocarse y ser reconocido. Tratemos de no estresarlos, tratemos de brindarles una vida equilibrada, una alimentación sana, un dormir reponedor, una oferta de experiencias variada, una vida afectiva potente, para que el niño esté dispuesto a vivir el proceso escolar de aprendizaje sin temor y vivirlo como algo natural. No los volvamos locos con nuestros anhelos y sueños como padres, no hagamos de su vida una carrera de velocidad ni una competencia por el primer lugar. Relajémonos un poco y todo andará como debe ser. Esa despreocupación, paradójicamente será la prevención a las dificultades en el proceso. Ya verán!

lunes, 7 de marzo de 2016

La hora de dormir

Cuando llega la hora de irse a acostar, en muchos hogares puede ser un momento de mucha tensión mas que de calma… se viene la cena con niños que tienen sueño, y ese no es un lindo cuadro la verdad…, se viene la hora del baño con mas de algún juguete o gotas de agua fuera de la tina, luego las levantadas a media noche por desvelos de los hijos, se vienen los abrazos de medianoche para consolarlos por culpa de alguna pesadilla.. o que el dormitorio de los papás termine siendo ocupado por los niños de la familia, alterando el buen dormir y el merecido descanso reparador!
Desde mi experiencia, he confirmado que sacar al bebé de la pieza de los padres al quinto o sexto mes de vida es un buen momento, pues ya más o menos se tiene regularizada la hora (y la rutina) de la leche, y eso ayuda a que los bebés duerman a lo menos nueve horas ininterrumpidas durante la noche, así todos descansan y el bebé crece sano. Ese hito ayudará infinitamente al futuro hábito del bueno dormir.
También, está estudiado que cenar liviano y tener una rutina clara para ir a la cama, les ayuda mucho a los niños a conciliar el sueño. Sin embargo el tema del sueño interrumpido es bastante común, por lo tanto no hay necesidad de desesperar, pues más temprano que tarde desaparecerá. Aqui les comparto algunas ideas para ayudar a sus hijos a dormir plácidamente, como les corresponde!! No olvidemos que la calidad del sueño es determinante para la actitud con que se inicie un nuevo día…
No es normal que un niño se levante a medianoche por miedo, por hambre o por inseguridad.
Sueño interrumpido por pesadillas es normal, y no deberían durar más de dos semanas, por lo tanto, sugiero estar atento a si ese cuadro se prolongara. Tal vez algo está sucediendo en su entorno y actividades diarias que hacen que las tenga por un y tiempo más extendido.
Control de esfínteres a los tres años ya  debería estar logrado, inclusive en las noches.
Por lo tanto, si un niño se levanta en las noches, a qué podria deberse?


Leyendo y sobre la base de mi formación profesional, dentro del desarrollo evolutivo de los niños, los despertares y terrores nocturnos están dentro de lo esperado, son pasajeros y pueden prevenirse o podemos ayudarlos a sobrellevar. Los menores, en esta etapa en que se entremezclan lo real con la fantasía (para mi uno de los rasgos más hermosos de esta etapa y de la vida!!!), podrian estar afectándoles al buen dormir, pues sienten tan vívidos los sueños que podrían despertarse, e incluso despertarse con miedo, si lo que visualizan en sus mentes mientras duermen es algo muy impresionante, pero es normal. Es tanto, o debiera ser asi al menos, lo que un niño observa, aprende e imagina día a día, que no es raro esperar un sueno con sobresaltos. Por eso, al momento que se sufran esos despertares, como padres podemos darles un abrazo, acompañarlos a regresar a su cama, y dejarles la puerta abierta y una luz suave encendida. Hasta los cinco años de edad es esperable este comportamiento. No olvidemos que a los seis años, según Piaget ya comienza otra etapa del desarrollo llamada Pre Operacional, donde la fantasía ya desaparece, por lo tanto si está teniendo pesadilla, al despertarse debería calmarse y confirmar que su realidad está en completa calma, que sólo era un mal sueño. Como papás no tenemos más que armarnos de paciencia y jamás molestarse o llamarles la atención (ni en ese minuto ni al día siguiente) por lo sucedido, sólo ayudarlos a conciliar el sueño nuevamente.
Ansiedad por estar con su núcleo, también podría ser una razón, Tal vez una terapia de Flores de Bach ayudaría muchísimo, pues lo que está viéndose alterado es el plano de las emociones, el menor requiere contacto, confirmar que sus padres están ahí para él, que no se han ido y que no está siendo excluído de nada. Habría que revisar ahi como adultos, qué relaciones o malas dinámicas se están implementando en casa, o colegio, como para hacer sentir inseguridad en el menor, que se sienta inseguro, y que sienta una suerte de temor involuntario al no estar con los demás. Dormir, es en sí una actividad que nos separa del mundo y de los padres por ende. Ahí el niño estaría demostrando una necesidad exacerbada de contacto, cariño y confirmación, que no está mal desearlo, pero si le lleva a interrumpir su sueño, es recomendable ayudarlo a dormir con besos y abrazos, repetirle sus cualidades constantemente, y evitar los gritos o castigos, en especial cuando llega la hora de dormir.

jueves, 3 de marzo de 2016

La autorregulación

Se esta hablando  mucho hoy en día de la autorregulación y de cómo promover la autonomía en nuestros hijos y alumnos…
Habilidad que favorece de sobremanera a la convivencia y al trato amigable entre las personas (tanta falta que hace por estos tiempos en nuestra sociedad además). Al mismo tiempo, permite a los menores que definan sus respuestas, que se acomoden a la realidad del momento, que definan sus propias metas, que sepan gestionar con el tiempo disponible, que se autoevaluen! Que sepan buscar y solicitar ayuda. Que regulen su actuar.
Afortunadamente, en los jardines infantiles se está comenzando a considerar mas seriamente esta habilidad, tomando rasgos de algunas corrientes de educación, tales como el Montessori, los chicos van aprendiendo en la medida que tocan, juegan de manera individual o grupal y definen las reglas con sus pares. Todo dirigido por sus intereses y motivación.
Es por esta razón que en casa también debemos potenciar esta habilidad desde muy pequeñitos.
En casa podemos trabajar:
– Motivación
– Curiosidad
– Tolerancia
– Necesidad de atención y aceptación
– Autoimagen
– Autocontrol de la propia conducta
– Percepción de la realidad
Cómo? 

Motivación, la podemos encontrar si permitimos a los niños HACER.
Curiosidad, si ofrecemos suficientes estimulos alrededor de ellos, en su habitat cotidiano, libros incluídos.
Tolerancia, la podemos alcanzar si cuidamos nuestro propio actuar que sirva como ejemplo y si promovemos un ambiente de bienestar y calma.
Necesidad de aceptación, cuando les ofrecemos un hogar estable, con normas claras, con la entrega de un amor incondicional y les hacemos sentir pertenecientes a un grupo estable, sentimiento de pertenencia.
La Autoimagen, se construye con el feedback que les damos tras su actuar y con la confianza que les hacemos sentir de que nada está completamente mal, sino que es una manera diferente de hacer y que hay otras más eficientes y efectivas, así no denostamos el desemvolvimiento de los otros, criticar sin menoscavar.
Percepcion de la realidad, ofreciéndoles como padres un sinfin de experiencias para que mantengan los pies en la tierra y reconozcan bien el antes el después de las cosas, conocer el pasado para comprender el presente e intuir el futuro.
Autocontrol, que es el tema que nos convoca, se logra desarrollando todas las anteriores y estimulando las, siempre bien ponderadas, Funciones Ejecutivas, principalmente: Memoria de trabajo, autocontrol inhibidor, y flexibilidad cognitiva, estas tres últimas, con constantes juegos, representaciones, y contacto con el exterior, en el barrio, con la comunidad. …Con un juego de roles, que comienzan alrededor de los dos años, el menor que encarne a Batman, o a un cocinero, …deberá tener en mente a su propio personaje y aquellos de los otros (memoria de trabajo), evitar actuar fuera de su personaje (control inhibidor), y ajustarse a los giros y vueltas en la trama en desarrollo (flexibilidad cognitiva)…
Por todo lo anterior, los animo a que dejen de ver las situaciones conflictivas como una experiencia perdida, pues con ella involuntariamente se estará construyendo la resiliencia. Erradicar de nuestro actuar cotidiano el control de todo lo que hacen nuestros niños, evitando hacerles las cosas, dar las cosas hechas! Y dejar de llamarles la atención cuando faltan al control, lo que debemos hacer es mostrarles otras opciones y cuidaremos su autoimagen. Procuremos desarrollar niños emocionalmente estables, serenos y sin miedos.
Cuando nos estresamos liberamos el famoso Cortisol que se encarga de nublar nuestro cerebro, y actuamos de manera errática. Asi es que de nosotros depende que nuestro entorno se perciba mas amoroso, mas abierto al juego, a la risa y al motivarse a intentarlo sin temores.

martes, 1 de marzo de 2016

Mi querida plaza!

        Antes de ser madre no recuerdo la última vez que fui a una plaza, y tal como una gaviota, cuando elegí la casa donde viviríamos, busqué un nido que tuviera todo para la llegada de mis retoños, donde por supuesto, debía haber una plaza cerca.
        La plaza ha sido pensada para distraerse, para conocer y para relajarse –hasta que caiga la noche–. Mis niños la han sabido aprovechar, son absolutamente felices ahí, y yo también, a pesar de los sustos que puedo haber pasado, han sido muchísimos más los momentos de enseñanza que la plaza nos ha brindado.
        Entonces la pregunta es ¿Qué cosas podemos obtener de una tarde jugando en la plaza? (O en las calles de un condominio, en alguna medida)

– Se conoce gente, he visto a mis hijos conversar con abuelos, jardineros, maestros descansando en el pasto, ciclistas, entrenadores, por lo que han ido construyendo el concepto de niño, madres, perros, pajaritos y profesiones y todos a quienes ven.
– Se aprende a compartir, al llegar a un parque llevamos algo para entretenernos, así que ahí han aprendido a prestar sus juguetes, y a pedir los ajenos. Esta parte ha sido complicada a ratos, pero ya casi estamos por aprobar, y comprendimos la naturaleza del préstamo y que todo lo que no tengo lo quiero probar, tocar y usar!! Nada de lo que llevan les gustará más que lo que lleva el vecino…la novedad. Y esa es una de las claves, la novedad que está asegurada fuera de la casa.
– Hemos tenido que organizar la merienda según la tarde transcurre, así se aprende a administrar el tiempo con el que uno dispone.
– En la plaza se conocen otras familias, hemos visto papás jugando como niños, abuelos que cuidan como padres, familias con seis y hasta siete hijos, de diferentes razas y nacionalidades, por lo que se van desarrollando habilidades sociales que nos hacen descubrir a los otros en sus diferencias y en nuestras semejanzas. Es el comienzo de la vida social que tendremos el resto de nuestras vidas.
– La gente también utiliza las plazas para practicar deportes, hemos visto feas caidas y observar cómo se va la tarde reparando un bici…lo que les enseña a los niños la vida sana practicando actividades al aire libre.
Y la lista de beneficios continua…
– Los niños aprenden a conocerse, a reconocer la dinámica de la familia a la que pertenecen y la forma que tiene el día a día, reconocen la rutina y saben que después de una rica tarde jugando en el parque, viene el baño..por ejemplo. O que en esta familia no se va a la plaza sin haber hecho las tareas, o que en esta casa al volver de la plaza debemos sacarnos los zapatos y lavarnos las manos, etc…me identifico con determinada rutina.
– Se desarrolla la creatividad! Los niños llegan a la plaza, observan lo que está sucediendo en ella, y luego deben tomar decisiones, hacia dónde dirigirse, con quién jugar o inventar alguna actividad para hacer ahí. Una estadía en la plaza es una tarde donde todo puede suceder, no hay nada pauteado, no hay programación y eso obliga a inventar actividades y juegos.

– Una de las mejores cosas que trae el salir a jugar a la plaza es escapar de la entretención tecnológica! Así evitamos el sedentarismo, y el sentimiento de competencia.
– Por eso uno de los beneficios favoritos para mi es que la plaza nos invita a caminar, y si vamos toda la familia, caminando conversamos más.
En definitiva, visitar la plaza diariamente es un estilo de vida que vale la pena incorporar. Los invito a salir de sus casas, en invierno y en verano, así los niños después del colegio podrán distraerse y vivir la vida como realmente es. Estaremos incrementando la independencia y la autonomía en nuestros hijos.