Ya llevo tres años en esta entretenida e inigualable experiencia de ser mamá, donde mi hijo y yo hemos ido aprendiendo a relacionarnos y respetarnos desde el primer segundo en que nos conocimos. Todo ha sido relativamente fácil, pura intuición... hasta ahora, en que todo se está tornando más calculado, o más racional por decirlo de alguna manera, debido a que con la aparición del lenguaje, mi hijo sabe responder, cuestionar y medir hasta dónde puede actuar según su voluntad y segun dónde están los límites que yo y su papá le marcamos. Como con el tema de lavarse los dientes, por citar un ejemplo.
En todo niño la voluntad implica un estado de conciencia para lograr que las cosas ocurran, y eso se manifiesta desde muy pequeños, a los ocho meses un bebé ya podría manifiestar su voluntad. Sin embargo, como padres debemos enseñarle a nuestros niños que la voluntad es el primer paso para que las cosas sucedan y que luego implica de un trabajo para poder concretarlas, en ocasiones implica de un gran esfuerzo, además deberiamos advertirles que las cosas no siempre resultarán como esperamos.
El ejemplo de los adultos que lo rodean tambien es fundamental para ver cómo se consiguen las cosas, ver que los padres insisten en algo hasta obtenerlo, o que ejercitan una carrera o una receta hasta obtener el resultado deseado es de gran ayuda para que los niños, por "osmosis", vaya adquiriendo el valor del esfuerzo y de la perseverancia. También el orden y el conocimiento de los pasos para lograr las metas sirve de gran ayuda.
Quisiera contarles acerca de los cuadros de responsabilidad, los que he trabajo en varias ocasiones, con una gran cantidad de niños, y siempre me ha traido excelentes resultados. Sugiero que en casa los elaboren con alguna habilidad o hábito que les esté resultando difícil de lograr con sus niños. Con estos cuadros de responsabilidad el menor:
Debe tener claras las metas que se espera cumpla.
Tiene que aparecer la freceuncia (hora o el día) en que se debe practicar.
Especificar el modo en que esta práctica se debe llevar a cabo.
Acordar cual será la recompensa que se obtendrá por realizarlo periódicamente.
En internet existen infinidad de diseños de estos cuadros de registro, muchos imprimibles.
A los tres años de edad es una etapa ideal para comenzar a usarlos pues, como dije anteriormente, ya existe el lenguaje que les ayuda a comprender el acuerdo y el mismo niño puede aportar con ideas de lo que se va a trabajar.
Una autoestima bien formada contribuye a que el menor acepte el desafío, y no pensar de antemano que no lo logrará. Al mismo tiempo, con estos registros el niño podrá observarse a si mismo en su desempeño, si está siendo responsable o no con el compromiso y realizar una autoevaluacion.
Lo bueno de estos cuadros es que evitan tanta palabra cuando hay que hacer las cosas, que en ocasiones es una lucha para convencerlos a llevarlas a cabo, por eso los pasos ya debieran estar absolutamente claros por el niño. Además fomentan, en los chicos, el interés y la iniciativa, debido a que los cuadros están a la vista y hay recompensa!!! Finalmente estos implican un trabajo familiar que nuevamente sólo aportará cosas buenas al grupo, tales como sentimiento de pertenencia, participación de ambos padres, igualdad en el trato entre los hermanos, trabajo planificado, auto percepción y autonomía.
Les dejo acá algunas ideas de lo que pueden trabajar con los cuadros de seguimiento y de responsabilidad (siempre y cuando les esté costando llevarlo a cabo):
Lavarse los dientes
Comer toda la comida
Bañarse a la hora
Vestirse solos
Ser amigable con el hermano o en casa
Hablar bien y sin garabatos
Jugar mas
Evitar ver tv
Leer cuentos
Ordenar los juguetes
Anímense a probar!
Ah, y por favor, que la recompensa siempre sea proporcional al objetivo.
Y como dice el Dalai...luego de 40 días de práctica, ya se puede decir que se incorporó el hábito.